Sitio arqueológico que cambió el paradigma del poblamiento americano
Monte Verde: ¿un pasado con futuro?
Está la idea de hacer un museo en Puerto Montt que trate sobre el tema, la restauración de un bosque, una página Web con información, pero hasta ahora, nada de eso ha ocurrido. Según los colaboradores del proyecto, éste tiene proyección, pero todo depende de múltiples factores.
Hace unos treinta años, un raro hallazgo en las cercanías de Puerto Montt llama la atención de parte del mundo científico nacional. Un hueso, posiblemente de mastodonte, había sido encontrado en Monte Verde, lugar ubicado a unos 30 kilómetros de la capital de la décima región. Luego de algunos estudios hechos en la Universidad Austral de Chile, sede Valdivia, se concluyó que el fósil era justamente de un mastodonte que había vivido en la zona hace unos miles de años atrás. La importancia de este descubrimiento, que parece poco relevante, casi normal, es que origina un interés inusitado que llevaría a conclusiones algo descabelladas para la época. De hecho, jamás se sospechó lo que el hallazgo de dicho hueso implicaría: el comienzo de una investigación que tendría como conclusión que hacía más de 12.500 años antes del presente, esa pequeña y desconocida comarca habría sido habitada por seres humanos. Cuestión no menos importante, si se toma en cuenta que cambia el paradigma del poblamiento de América.
A partir de 1977 se comenzaron a hacer algunas excavaciones en el lugar, las que fueron dirigidas por el arqueólogo norteamericano Tom Dillehay y el geólogo de la Universidad Austral de Chile, Mario Pino. La sorpresa fue mayor cuando, algunos años más tarde, además de restos de animales, lo cual es relativamente normal, fueron encontradas algunas puntas de flechas, las que estaban cuidadosamente talladas por uno de sus lados. También había un fogón de barro, palos que fueron usados para cavar, yerbas medicinales y más de 700 herramientas que habrían usado por estos habitantes pertenecientes a la época del Pleistoceno, período geológico que data entre 1.800.000-1.600.000 y los 10.000 años antes del presente.
Se sabe que vivían en chozas hechas con pieles de animales de la zona como mastodontes y paleollamas, los cuales cazaban para poder alimentarse. Además de ello, fueron encontrados algunos vegetales, los que habían sido masticados por seres humanos. Gracias a este hallazgo se pudo obtener información respecto de cómo se alimentaban estos habitantes del sur del mundo. Pero lo que quizás más llamó la atención fue el hallazgo de una huella, posiblemente de un niño o una persona de más edad, pero de pie pequeño. Se calcula que este ser humano tuvo un tamaño de pie similar al de una persona que usa calzados número 34. Todo lo encontrado tiene una data de 12.500 años y, además, se cree que en una capa más baja de sedimentos podría haber restos de 33.000 años de antigüedad, según palabras del propio Tom Dillehay. El buen estado de conservación de los descubrimientos se debe a que el sitio es un pantano saturado de agua y la turba que cubrió el lugar los aisló del oxígeno, lo cual impidió el contacto con radicales libres derivados del propio oxígeno.
Relevancia de los descubrimientos
Estas conclusiones llevaron a cuestionar las teorías acerca de la fecha en que habría ocurrido el poblamiento americano, las que plantean la posibilidad de que el hombre habría llegado a estas tierras por el estrecho de Bering, lugar que se ubica al nor-oeste de Estados Unidos. Eso se afirma gracias a lo que se conoce como “Cultura Clovis”, lo cual supone que estos seres humanos habrían habitado un lugar llamado Nuevo México, lugar ubicado en el país del norte, hace cerca de 11.500 años.
De acuerdo a lo que se concluyó de dichos hallazgos, los primeros pobladores tendrían orígenes asiáticos y habrían cruzado desde su continente, debido a que el nivel del mar disminuyó producto de las glaciaciones de esos tiempos. Gracias a ello les habría sido más fácil acceder a estas tierras por medio de canoas. Supuestamente, desde ahí el hombre habría empezado a trasladarse lentamente a otras latitudes del continente. Si esto fuera así ¿cómo se explica que hace 12.500 años esta zona haya estado habitada por seres humanos?
Según los descubrimientos de la llamada “Cultura Clovis”, hace 12.500 años el hombre jamás había pisado América. Pero Monte Verde dice algo distinto y por ello se han debido revisar las teorías que hablan sobre el tema en cuestión. Estos descubrimientos también plantean la posibilidad de que el hombre americano tenga otros orígenes, no necesariamente asiáticos. De hecho, es posible que una parte de los primeros habitantes de América sean de origen europeo. En Monte Verde se hallaron bastantes elementos para probar la seguridad de la existencia de asentamientos humanos permanentes en el lugar.
A pesar de ello, algunos científicos pro-Clovis que se negaban a creer en los descubrimientos, refutaron todo lo que Tom Dillehay había dicho y escrito sobre el tema; incluso fue tratado de impostor. Finalmente, en 1997, la comunidad científica se convenció de que lo que aquí hay no es un engaño ni nada parecido y aceptaron que el paradigma de la “Cultura Clovis” llegaba a su fin.
Fundación Monte Verde
Monte Verde es el lugar arqueológico de mayor importancia encontrado en nuestro continente y se encuentra aquí, en Chile. El sitio se ubica a 30 kilómetros al sur-oeste de Puerto Montt, justo donde pasa el estero Chunchuhuapi. A pesar de ello no es muy fácil llegar. No figura en los mapas y ni siquiera existe la mínima señalética para poder acceder de manera fácil. Actualmente, Monte Verde se encuentra habitado por algunos lugareños, quienes saben que el lugar es de importancia, debido al interés que se ha suscitado últimamente por el tema en la zona y también por el hecho de que el actual Senador de la República, Carlos Ignacio Kuschel (RN), es propietario de un terreno. Por ahora no se están haciendo estudios de restos encontrados en el lugar, pero existe una colección de los hallazgos hechos, que está depositada en una bóveda especial en el Museo Histórico y Antropólogico Maurice Van De Maele, en la Universidad Austral de Chile, en Valdivia.
La Fundación Monte Verde es la principal impulsora de un proyecto que tiene como fin dar a conocer el tema a la comunidad nacional e internacional. “Nosotros partimos con Tom Dillehay, Mario (Pino) y quien habla (Eduardo Alvar) cuando el sitio Monte Verde no le interesaba a nadie. Estaba completamente abandonado y por invitación y por idea de Tom Dillehay, formamos esta fundación entre los tres” dice Alvar para dar una explicación al porque de la existencia de esta entidad.
La Fundación ya ha tenido algunos logros como son la incorporación de sitios tentativos del patrimonio de la humanidad. De hecho, si uno revisa la página de monumentos (http://www.monumentos.cl/) y se busca la corporación UNESCO, aparece que uno de los sitios que está en el listado es Monte Verde. “Ese fue el primer logro dentro de las actividades de la Fundación”, comenta Alvar. Posteriormente “se incorporó la idea del museo Monte Verde como una de las Obras Bicentenario” y más tarde “obtuvimos la condición de Sello Bicentenario” recalca.
Gracias a ello se pudo optar a un proyecto FONDART, por intermedio de colaboradores, entre ellos el arquitecto Jorge Lobos, para hacer los detalles arquitectónicos del futuro museo. Se les entregaron $54 millones. “La municipalidad (de Puerto Montt) nos aportó con $20 millones más y con eso compramos el terreno” dice Alvar. Hoy este lugar se denomina “sitio 2”, para diferenciarlo del lugar que hay a un costado, que es el “sitio 1” y pertenece a Kuschel. Este aún no se encuentra inscrito, pero según Alvar este tema se solucionará dentro de las próximas semanas.
Respecto de esto, Mario Pino, geólogo de la Universidad Austral de Chile y uno de los principales participantes en los hallazgos, comenta que “nosotros tenemos autorización oficial de monumentos nacionales. Hoy día llegó la autorización (jueves 23 noviembre) para poder empezar a hacer todo tipo de obras menores (en el “sitio 2”) que permitan la valorización” del lugar. “Esto ya no es una obra de interés de la Universidad Austral o de Puerto Montt o de la Municipalidad o de la Intendencia. Es una obra importante para todo Chile”, comenta Alvar.
Por otro lado, la Municipalidad de Puerto Montt pretende entregar en forma de comodato a la Fundación, un sitio en la costanera de la ciudad que se avalúa en cerca de $1.200 millones. Según Alvar, ellos tienen un compromiso con la Municipalidad. “Hay que desarrollar el tema arquitectónico en detalle. Terminado eso, nosotros tenemos una carpeta completa, bastante voluminosa y con eso vamos a llamar a una licitación” explica. El dinero para las especialidades del proyecto (estudios de suelo, ingeniería, electricidad, etc.) será aportado por el FNDR (Fondo Nacional de Desarrollo Regional). Alvar explica que aún se debe conseguir el dinero para que, luego de terminado el proceso de las especialidades museográficas, se pueda construir el museo.
Por su parte, el Concejal de la Comuna de Puerto Montt, Patricio Cantos, dice apoyar el proyecto y las ideas que la Fundación tiene. Expresa que “no hay nadie que pueda estar en contra de fortalecer, desarrollar e invertir en investigaciones en Monte Verde. Estamos dispuestos a colaborar en eso”. Pero Cantos tiene sus dudas en relación a como está trabajando la entidad en cuestión. Según él, no se ha sido del todo transparente. “La primera pregunta que nosotros hacemos como Concejo, que hemos entregado 25 millones de pesos”, es que se ha hecho; “queremos saber cuáles son los resultados”.
Continúa relatando que “por lo menos un año se demoraron en dar la información. Eso no es transparencia, eso no es rapidez en responder, se demoraron muchísimo tiempo”. Pero eso no es lo único irregular según el Concejal. Se supone que la UACh entregó dineros a la Fundación, pero el municipio no estaba informado de esto. “Nosotros empezamos a preguntar porque supimos que le habían asignado recursos en la (universidad) Austral. Eso lo sabía la Austral, pero nosotros no lo sabíamos; el Alcalde no sabía cuanto aportaba la universidad”. Respecto de esto, no pudo ser confirmada la información de si la UACh entregó dineros o no a la Fundación.
Mapa de Monte Verde en que figura el “sitio 2”en la parte superior. El “sitio 1”, perteneciente al senador Kuschel, es el que se encuentra justo debajo. El cuadro negro es la casa que posee en el lugar. El rectángulo de la parte inferior es el bosque que se quiere restaurar.
Monte Verde: ¿un pasado con futuro?
Está la idea de hacer un museo en Puerto Montt que trate sobre el tema, la restauración de un bosque, una página Web con información, pero hasta ahora, nada de eso ha ocurrido. Según los colaboradores del proyecto, éste tiene proyección, pero todo depende de múltiples factores.
Hace unos treinta años, un raro hallazgo en las cercanías de Puerto Montt llama la atención de parte del mundo científico nacional. Un hueso, posiblemente de mastodonte, había sido encontrado en Monte Verde, lugar ubicado a unos 30 kilómetros de la capital de la décima región. Luego de algunos estudios hechos en la Universidad Austral de Chile, sede Valdivia, se concluyó que el fósil era justamente de un mastodonte que había vivido en la zona hace unos miles de años atrás. La importancia de este descubrimiento, que parece poco relevante, casi normal, es que origina un interés inusitado que llevaría a conclusiones algo descabelladas para la época. De hecho, jamás se sospechó lo que el hallazgo de dicho hueso implicaría: el comienzo de una investigación que tendría como conclusión que hacía más de 12.500 años antes del presente, esa pequeña y desconocida comarca habría sido habitada por seres humanos. Cuestión no menos importante, si se toma en cuenta que cambia el paradigma del poblamiento de América.
A partir de 1977 se comenzaron a hacer algunas excavaciones en el lugar, las que fueron dirigidas por el arqueólogo norteamericano Tom Dillehay y el geólogo de la Universidad Austral de Chile, Mario Pino. La sorpresa fue mayor cuando, algunos años más tarde, además de restos de animales, lo cual es relativamente normal, fueron encontradas algunas puntas de flechas, las que estaban cuidadosamente talladas por uno de sus lados. También había un fogón de barro, palos que fueron usados para cavar, yerbas medicinales y más de 700 herramientas que habrían usado por estos habitantes pertenecientes a la época del Pleistoceno, período geológico que data entre 1.800.000-1.600.000 y los 10.000 años antes del presente.
Se sabe que vivían en chozas hechas con pieles de animales de la zona como mastodontes y paleollamas, los cuales cazaban para poder alimentarse. Además de ello, fueron encontrados algunos vegetales, los que habían sido masticados por seres humanos. Gracias a este hallazgo se pudo obtener información respecto de cómo se alimentaban estos habitantes del sur del mundo. Pero lo que quizás más llamó la atención fue el hallazgo de una huella, posiblemente de un niño o una persona de más edad, pero de pie pequeño. Se calcula que este ser humano tuvo un tamaño de pie similar al de una persona que usa calzados número 34. Todo lo encontrado tiene una data de 12.500 años y, además, se cree que en una capa más baja de sedimentos podría haber restos de 33.000 años de antigüedad, según palabras del propio Tom Dillehay. El buen estado de conservación de los descubrimientos se debe a que el sitio es un pantano saturado de agua y la turba que cubrió el lugar los aisló del oxígeno, lo cual impidió el contacto con radicales libres derivados del propio oxígeno.
Relevancia de los descubrimientos
Estas conclusiones llevaron a cuestionar las teorías acerca de la fecha en que habría ocurrido el poblamiento americano, las que plantean la posibilidad de que el hombre habría llegado a estas tierras por el estrecho de Bering, lugar que se ubica al nor-oeste de Estados Unidos. Eso se afirma gracias a lo que se conoce como “Cultura Clovis”, lo cual supone que estos seres humanos habrían habitado un lugar llamado Nuevo México, lugar ubicado en el país del norte, hace cerca de 11.500 años.
De acuerdo a lo que se concluyó de dichos hallazgos, los primeros pobladores tendrían orígenes asiáticos y habrían cruzado desde su continente, debido a que el nivel del mar disminuyó producto de las glaciaciones de esos tiempos. Gracias a ello les habría sido más fácil acceder a estas tierras por medio de canoas. Supuestamente, desde ahí el hombre habría empezado a trasladarse lentamente a otras latitudes del continente. Si esto fuera así ¿cómo se explica que hace 12.500 años esta zona haya estado habitada por seres humanos?
Según los descubrimientos de la llamada “Cultura Clovis”, hace 12.500 años el hombre jamás había pisado América. Pero Monte Verde dice algo distinto y por ello se han debido revisar las teorías que hablan sobre el tema en cuestión. Estos descubrimientos también plantean la posibilidad de que el hombre americano tenga otros orígenes, no necesariamente asiáticos. De hecho, es posible que una parte de los primeros habitantes de América sean de origen europeo. En Monte Verde se hallaron bastantes elementos para probar la seguridad de la existencia de asentamientos humanos permanentes en el lugar.
A pesar de ello, algunos científicos pro-Clovis que se negaban a creer en los descubrimientos, refutaron todo lo que Tom Dillehay había dicho y escrito sobre el tema; incluso fue tratado de impostor. Finalmente, en 1997, la comunidad científica se convenció de que lo que aquí hay no es un engaño ni nada parecido y aceptaron que el paradigma de la “Cultura Clovis” llegaba a su fin.
Fundación Monte Verde
Monte Verde es el lugar arqueológico de mayor importancia encontrado en nuestro continente y se encuentra aquí, en Chile. El sitio se ubica a 30 kilómetros al sur-oeste de Puerto Montt, justo donde pasa el estero Chunchuhuapi. A pesar de ello no es muy fácil llegar. No figura en los mapas y ni siquiera existe la mínima señalética para poder acceder de manera fácil. Actualmente, Monte Verde se encuentra habitado por algunos lugareños, quienes saben que el lugar es de importancia, debido al interés que se ha suscitado últimamente por el tema en la zona y también por el hecho de que el actual Senador de la República, Carlos Ignacio Kuschel (RN), es propietario de un terreno. Por ahora no se están haciendo estudios de restos encontrados en el lugar, pero existe una colección de los hallazgos hechos, que está depositada en una bóveda especial en el Museo Histórico y Antropólogico Maurice Van De Maele, en la Universidad Austral de Chile, en Valdivia.
La Fundación Monte Verde es la principal impulsora de un proyecto que tiene como fin dar a conocer el tema a la comunidad nacional e internacional. “Nosotros partimos con Tom Dillehay, Mario (Pino) y quien habla (Eduardo Alvar) cuando el sitio Monte Verde no le interesaba a nadie. Estaba completamente abandonado y por invitación y por idea de Tom Dillehay, formamos esta fundación entre los tres” dice Alvar para dar una explicación al porque de la existencia de esta entidad.
La Fundación ya ha tenido algunos logros como son la incorporación de sitios tentativos del patrimonio de la humanidad. De hecho, si uno revisa la página de monumentos (http://www.monumentos.cl/) y se busca la corporación UNESCO, aparece que uno de los sitios que está en el listado es Monte Verde. “Ese fue el primer logro dentro de las actividades de la Fundación”, comenta Alvar. Posteriormente “se incorporó la idea del museo Monte Verde como una de las Obras Bicentenario” y más tarde “obtuvimos la condición de Sello Bicentenario” recalca.
Gracias a ello se pudo optar a un proyecto FONDART, por intermedio de colaboradores, entre ellos el arquitecto Jorge Lobos, para hacer los detalles arquitectónicos del futuro museo. Se les entregaron $54 millones. “La municipalidad (de Puerto Montt) nos aportó con $20 millones más y con eso compramos el terreno” dice Alvar. Hoy este lugar se denomina “sitio 2”, para diferenciarlo del lugar que hay a un costado, que es el “sitio 1” y pertenece a Kuschel. Este aún no se encuentra inscrito, pero según Alvar este tema se solucionará dentro de las próximas semanas.
Respecto de esto, Mario Pino, geólogo de la Universidad Austral de Chile y uno de los principales participantes en los hallazgos, comenta que “nosotros tenemos autorización oficial de monumentos nacionales. Hoy día llegó la autorización (jueves 23 noviembre) para poder empezar a hacer todo tipo de obras menores (en el “sitio 2”) que permitan la valorización” del lugar. “Esto ya no es una obra de interés de la Universidad Austral o de Puerto Montt o de la Municipalidad o de la Intendencia. Es una obra importante para todo Chile”, comenta Alvar.
Por otro lado, la Municipalidad de Puerto Montt pretende entregar en forma de comodato a la Fundación, un sitio en la costanera de la ciudad que se avalúa en cerca de $1.200 millones. Según Alvar, ellos tienen un compromiso con la Municipalidad. “Hay que desarrollar el tema arquitectónico en detalle. Terminado eso, nosotros tenemos una carpeta completa, bastante voluminosa y con eso vamos a llamar a una licitación” explica. El dinero para las especialidades del proyecto (estudios de suelo, ingeniería, electricidad, etc.) será aportado por el FNDR (Fondo Nacional de Desarrollo Regional). Alvar explica que aún se debe conseguir el dinero para que, luego de terminado el proceso de las especialidades museográficas, se pueda construir el museo.
Por su parte, el Concejal de la Comuna de Puerto Montt, Patricio Cantos, dice apoyar el proyecto y las ideas que la Fundación tiene. Expresa que “no hay nadie que pueda estar en contra de fortalecer, desarrollar e invertir en investigaciones en Monte Verde. Estamos dispuestos a colaborar en eso”. Pero Cantos tiene sus dudas en relación a como está trabajando la entidad en cuestión. Según él, no se ha sido del todo transparente. “La primera pregunta que nosotros hacemos como Concejo, que hemos entregado 25 millones de pesos”, es que se ha hecho; “queremos saber cuáles son los resultados”.
Continúa relatando que “por lo menos un año se demoraron en dar la información. Eso no es transparencia, eso no es rapidez en responder, se demoraron muchísimo tiempo”. Pero eso no es lo único irregular según el Concejal. Se supone que la UACh entregó dineros a la Fundación, pero el municipio no estaba informado de esto. “Nosotros empezamos a preguntar porque supimos que le habían asignado recursos en la (universidad) Austral. Eso lo sabía la Austral, pero nosotros no lo sabíamos; el Alcalde no sabía cuanto aportaba la universidad”. Respecto de esto, no pudo ser confirmada la información de si la UACh entregó dineros o no a la Fundación.
Mapa de Monte Verde en que figura el “sitio 2”en la parte superior. El “sitio 1”, perteneciente al senador Kuschel, es el que se encuentra justo debajo. El cuadro negro es la casa que posee en el lugar. El rectángulo de la parte inferior es el bosque que se quiere restaurar.
El factor Kuschel
Pero el tema no ha estado exento de otros problemas y polémicas. Resulta que el “sitio 1” de Monte Verde, que pertenece a Kuschel, fue comprado por él hace poco más de 15 años por una cifra irrisoria: $300.000. El punto es que se le invitó a participar de la Fundación. Él accedió y estuvo como Director por un tiempo. Carlos Ignacio Kuschel fue contactado “invitándolo a formar parte de la Fundación a cambio de que nos diera” en forma de “comodato el terreno de Monte Verde”, explica Alvar. De hecho, en los “primeros estatutos de la Fundación, él aparece como Director” cuenta.
Pero cuando le pidieron que firmara por medio de un documento legal lo que había prometido verbalmente, él se negó. Respecto de esto, Pino comenta que “el Senador Kuschel puede tener muy buenas intenciones, pero él compró el sitio aprovechando información reservada que le entregó Tom Dillehay”. O sea, “sabía lo que significaba el sitio” concluye.
Para el geólogo de la UACh, este tema plantea un problema, porque el Senador, como cualquier ser humano, “puede fallecer y podría ser que sus descendientes decidan hacer unos moteles, un hotel o un resort” en el lugar. Por ello es importante que el sitio “se entregue en comodato a la Universidad o a la Municipalidad o a la Fundación; a cualquier institución que le de certeza a la Fundación que esto va a permanecer como tal de aquí al futuro” insiste Pino. En esto también es claro Alvar y dice que en relación a Kuschel “hemos elaborado un proyecto que de alguna manera lo excluye”.
El proyecto al cual se refiere Alvar dice relación con la restauración de un bosque que se ubica a un costado del “sitio 1”. “De ese modo va a haber una experiencia museográfica adicional al museo” de Monte Verde y de la costanera, comenta. Alvar dice que “en el diseño de toda esta estructura, que haya un sitio entremedio es un inconveniente”. En este punto se refiere al sitio que posee el Senador Kuschel en el lugar y que se ubica justo en la mitad del “sitio 2” y el bosque. Para Pino este es un problema, porque se hace necesario tener un acceso al lugar y “necesitamos una servidumbre de paso y la servidumbre natural de paso es por aquí (indica en un mapa), dentro del terreno del Senador Kuschel”. Pino explica que van a tener que recurrir a negociar con la familia Barría, que habita el sector, para poder conseguir la servidumbre de paso.
Una pregunta interesante es si Kuschel está dispuesto a vender o entregar de alguna manera (comodato o préstamo) el lugar, para hacer estudios y poder desarrollar los proyectos que la Fundación tiene. Según el propio Alvar, el Senador por la Décima Región Sur “dice que no vende porque le gusta mucho este tema”. Alvar ironiza, exagerando un poco respecto de este punto, comentando que “a mi me gusta mucho la bandera chilena y uno la podría comprar e impedir que todos los demás puedan acceder a lo que es la bandera”. Insiste en que “estamos hablando de un sitio que va a ser postulado patrimonio de la humanidad”.
Alvar dice que este es un problema de cultura y que se origina debido a que “en Chile el tema cultural no es del interés de mucha gente y pasa desapercibido”. Por su parte, Mario Pino dice que es cierto que Kuschel está dispuesto a poner a disposición de ellos el terreno que posee en Monte Verde. Pero el problema según el geólogo de la UACh es que “en nuestro país los ofrecimientos verbales no tienen valor alguno”, debe ser con un documento legal, explica.
Respecto de esto, Kuschel asegura que “pueden hacer lo que quieran, con la autorización de Tom Dillehay, él es el jefe de la investigación”. Pero frente al cuestionamiento de que su disponibilidad se trata de un ofrecimiento de palabra y no legal, dice que “siempre he facilitado, en todos estos años, siempre”. Por otra parte, se hace necesario aclarar que es el Consejo de Monumentos Nacionales la entidad que autoriza las excavaciones. Además, la autorización la tiene que tener un arqueólogo, debido a que la ley dice que los sitios arqueológicos pueden ser excavados exclusivamente por este tipo de profesionales. En ese caso, el Senador no puede hacer ningún tipo de intervención en el lugar sin un colaborador -en este caso un arqueólogo- que posea una autorización del mencionado consejo.
Por ahora lo único que hay en el sitio del Senador es una casa deshabitada en la que, según se sabe, la idea era hacer un museo que pueda ser visitado por los interesados en el tema. Pero nada de eso hay. A pesar de no tener un museo en Monte Verde, Kuschel se las arregló para abrir uno en Puerto Montt. Éste se ubica específicamente en la calle Luis Mansilla # 173, población Manuel Montt y lleva el nombre de “Museo de piedras Monte Verde”. En opinión de Alvar, esto es bastante curioso porque “sale el nombre de Monte Verde para mostrar algo que no es Monte Verde”.
Universidad Austral de Chile en la mira
Para el Concejal Cantos, la Universidad Austral de Chile tiene gran parte de la responsabilidad por lo que está ocurriendo. “Este tema no ha sido prioridad para la universidad” dice y también explica que “la universidad es el espacio de referente intelectual por antonomasia, o sea, la universidad está dedicada a eso, a la investigación, a la docencia, a la extensión” y por ello la mencionada casa de estudios debió haberse preocupado antes que cualquier otra institución del tema. Cantos insiste en que la universidad debe “asumir de verdad su responsabilidad en el tema de la investigación”. El concejal se pregunta “¿por qué este tema no ha sido un proyecto de investigación? ¿Por qué este tema no ha ido a buscar los recursos que requiere?”
También aclara que la UACh podría haber comprado el sitio al término de los estudios y no entiende porqué no lo hizo. “La universidad tiene que presentar una explicación en este tema. Siento que la municipalidad ha puesto más recursos que la UACh y eso me parece súper irregular, ilógico. En un tema de vital importancia para las ciencias, la universidad no está. Ella es la responsable principal. No es nuestra naturaleza”, insiste Cantos. Concluye diciendo “no quiero que el rector venga a dar otra charla sobre Monte Verde. Necesitamos que nos diga que la Universidad Austral está disponible para conseguir dos, tres, cinco, diez millones de dólares para hacer esta tarea”
Respecto del porqué no se compró el sitio en su momento, Pino tiene una explicación. Para él todo pasa por un tema de ingenuidad. “Nosotros fuimos inocentes, no se nos ocurrió que fuera necesario. Nosotros mismos podríamos haberlo comprado en ese tiempo por poco dinero” comenta. El geólogo de la UACh asegura que si Kuschel pusiera en venta el lugar en cuestión y “quiere hacer un negocio y quiere venderlo y quiere diez millones, le pagamos los diez millones”. El sitio, en palabras del propio Pino, no tiene valor comercial.
Por su parte, Leonor Adán, arqueóloga y quien está encargada de la dirección museológica de la UACh responde a las críticas que se le han hecho a la casa de estudios en cuestión. Para ella las críticas de Cantos “entorpecen el quehacer” del proyecto. Lamentablemente ella no maneja la información del por qué la universidad no compró el sitio en su momento. Adán aclara que a “la universidad le interesa muchísimo participar y contribuir a este proyecto”. No hay que olvidar que “las investigaciones se generaron desde la Universidad Austral”. Desde su perspectiva, los dichos y opiniones del concejal son externas “a lo que es la dinámica de investigación” y explica que ésta “no es tan veloz como se quisiera”.
Por otra parte y respecto de la posibilidad de hacer nuevas excavaciones en el lugar, para luego seguir con las investigaciones, Adán cuenta que “no es decisión de la universidad exclusivamente. La primera decisión es del investigador -en este caso de Tom Dillehay y Mario Pino- y de la comunidad arqueológica o de investigación en su conjunto, y la decisión ha sido terminar bien este proceso”. También comenta que “no es más meritorio excavar todo” lo que hay en el lugar, “incluso la arqueología tiene un compromiso ético que dice que no se debe agotar un sitio arqueológico”. Esto se basa en la posibilidad que entregan las ciencias y en la eventualidad de que hayan “nuevas técnicas permitan recuperar mejor los datos y te va a permitir tener mejores interpretaciones” concluye Adán.
Es de esperar que las buenas intenciones que tienen quienes trabajan en tan importante tema, lleguen a buen término. Por ahora se está tratando de conseguir apoyo y recursos para materializar las ideas que la Fundación Monte Verde tiene en mente. Por otra parte, no hay que olvidar la importancia que este lugar tiene para el conocimiento de los orígenes del hombre americano y que, por cierto, cuestiona teorías anteriores. Con mayor razón la colaboración de todos los involucrados en este conflicto, que al parecer aún no tiene término, es de vital importancia. Y quizás lo más importante y en lo que todos lo involucrados concuerdan, es que Monte Verde no siga siendo un pregunta sin respuesta, como figura en el titular de este escrito.
Miguel Ángel Negrón Oyarzo
Pero el tema no ha estado exento de otros problemas y polémicas. Resulta que el “sitio 1” de Monte Verde, que pertenece a Kuschel, fue comprado por él hace poco más de 15 años por una cifra irrisoria: $300.000. El punto es que se le invitó a participar de la Fundación. Él accedió y estuvo como Director por un tiempo. Carlos Ignacio Kuschel fue contactado “invitándolo a formar parte de la Fundación a cambio de que nos diera” en forma de “comodato el terreno de Monte Verde”, explica Alvar. De hecho, en los “primeros estatutos de la Fundación, él aparece como Director” cuenta.
Pero cuando le pidieron que firmara por medio de un documento legal lo que había prometido verbalmente, él se negó. Respecto de esto, Pino comenta que “el Senador Kuschel puede tener muy buenas intenciones, pero él compró el sitio aprovechando información reservada que le entregó Tom Dillehay”. O sea, “sabía lo que significaba el sitio” concluye.
Para el geólogo de la UACh, este tema plantea un problema, porque el Senador, como cualquier ser humano, “puede fallecer y podría ser que sus descendientes decidan hacer unos moteles, un hotel o un resort” en el lugar. Por ello es importante que el sitio “se entregue en comodato a la Universidad o a la Municipalidad o a la Fundación; a cualquier institución que le de certeza a la Fundación que esto va a permanecer como tal de aquí al futuro” insiste Pino. En esto también es claro Alvar y dice que en relación a Kuschel “hemos elaborado un proyecto que de alguna manera lo excluye”.
El proyecto al cual se refiere Alvar dice relación con la restauración de un bosque que se ubica a un costado del “sitio 1”. “De ese modo va a haber una experiencia museográfica adicional al museo” de Monte Verde y de la costanera, comenta. Alvar dice que “en el diseño de toda esta estructura, que haya un sitio entremedio es un inconveniente”. En este punto se refiere al sitio que posee el Senador Kuschel en el lugar y que se ubica justo en la mitad del “sitio 2” y el bosque. Para Pino este es un problema, porque se hace necesario tener un acceso al lugar y “necesitamos una servidumbre de paso y la servidumbre natural de paso es por aquí (indica en un mapa), dentro del terreno del Senador Kuschel”. Pino explica que van a tener que recurrir a negociar con la familia Barría, que habita el sector, para poder conseguir la servidumbre de paso.
Una pregunta interesante es si Kuschel está dispuesto a vender o entregar de alguna manera (comodato o préstamo) el lugar, para hacer estudios y poder desarrollar los proyectos que la Fundación tiene. Según el propio Alvar, el Senador por la Décima Región Sur “dice que no vende porque le gusta mucho este tema”. Alvar ironiza, exagerando un poco respecto de este punto, comentando que “a mi me gusta mucho la bandera chilena y uno la podría comprar e impedir que todos los demás puedan acceder a lo que es la bandera”. Insiste en que “estamos hablando de un sitio que va a ser postulado patrimonio de la humanidad”.
Alvar dice que este es un problema de cultura y que se origina debido a que “en Chile el tema cultural no es del interés de mucha gente y pasa desapercibido”. Por su parte, Mario Pino dice que es cierto que Kuschel está dispuesto a poner a disposición de ellos el terreno que posee en Monte Verde. Pero el problema según el geólogo de la UACh es que “en nuestro país los ofrecimientos verbales no tienen valor alguno”, debe ser con un documento legal, explica.
Respecto de esto, Kuschel asegura que “pueden hacer lo que quieran, con la autorización de Tom Dillehay, él es el jefe de la investigación”. Pero frente al cuestionamiento de que su disponibilidad se trata de un ofrecimiento de palabra y no legal, dice que “siempre he facilitado, en todos estos años, siempre”. Por otra parte, se hace necesario aclarar que es el Consejo de Monumentos Nacionales la entidad que autoriza las excavaciones. Además, la autorización la tiene que tener un arqueólogo, debido a que la ley dice que los sitios arqueológicos pueden ser excavados exclusivamente por este tipo de profesionales. En ese caso, el Senador no puede hacer ningún tipo de intervención en el lugar sin un colaborador -en este caso un arqueólogo- que posea una autorización del mencionado consejo.
Por ahora lo único que hay en el sitio del Senador es una casa deshabitada en la que, según se sabe, la idea era hacer un museo que pueda ser visitado por los interesados en el tema. Pero nada de eso hay. A pesar de no tener un museo en Monte Verde, Kuschel se las arregló para abrir uno en Puerto Montt. Éste se ubica específicamente en la calle Luis Mansilla # 173, población Manuel Montt y lleva el nombre de “Museo de piedras Monte Verde”. En opinión de Alvar, esto es bastante curioso porque “sale el nombre de Monte Verde para mostrar algo que no es Monte Verde”.
Universidad Austral de Chile en la mira
Para el Concejal Cantos, la Universidad Austral de Chile tiene gran parte de la responsabilidad por lo que está ocurriendo. “Este tema no ha sido prioridad para la universidad” dice y también explica que “la universidad es el espacio de referente intelectual por antonomasia, o sea, la universidad está dedicada a eso, a la investigación, a la docencia, a la extensión” y por ello la mencionada casa de estudios debió haberse preocupado antes que cualquier otra institución del tema. Cantos insiste en que la universidad debe “asumir de verdad su responsabilidad en el tema de la investigación”. El concejal se pregunta “¿por qué este tema no ha sido un proyecto de investigación? ¿Por qué este tema no ha ido a buscar los recursos que requiere?”
También aclara que la UACh podría haber comprado el sitio al término de los estudios y no entiende porqué no lo hizo. “La universidad tiene que presentar una explicación en este tema. Siento que la municipalidad ha puesto más recursos que la UACh y eso me parece súper irregular, ilógico. En un tema de vital importancia para las ciencias, la universidad no está. Ella es la responsable principal. No es nuestra naturaleza”, insiste Cantos. Concluye diciendo “no quiero que el rector venga a dar otra charla sobre Monte Verde. Necesitamos que nos diga que la Universidad Austral está disponible para conseguir dos, tres, cinco, diez millones de dólares para hacer esta tarea”
Respecto del porqué no se compró el sitio en su momento, Pino tiene una explicación. Para él todo pasa por un tema de ingenuidad. “Nosotros fuimos inocentes, no se nos ocurrió que fuera necesario. Nosotros mismos podríamos haberlo comprado en ese tiempo por poco dinero” comenta. El geólogo de la UACh asegura que si Kuschel pusiera en venta el lugar en cuestión y “quiere hacer un negocio y quiere venderlo y quiere diez millones, le pagamos los diez millones”. El sitio, en palabras del propio Pino, no tiene valor comercial.
Por su parte, Leonor Adán, arqueóloga y quien está encargada de la dirección museológica de la UACh responde a las críticas que se le han hecho a la casa de estudios en cuestión. Para ella las críticas de Cantos “entorpecen el quehacer” del proyecto. Lamentablemente ella no maneja la información del por qué la universidad no compró el sitio en su momento. Adán aclara que a “la universidad le interesa muchísimo participar y contribuir a este proyecto”. No hay que olvidar que “las investigaciones se generaron desde la Universidad Austral”. Desde su perspectiva, los dichos y opiniones del concejal son externas “a lo que es la dinámica de investigación” y explica que ésta “no es tan veloz como se quisiera”.
Por otra parte y respecto de la posibilidad de hacer nuevas excavaciones en el lugar, para luego seguir con las investigaciones, Adán cuenta que “no es decisión de la universidad exclusivamente. La primera decisión es del investigador -en este caso de Tom Dillehay y Mario Pino- y de la comunidad arqueológica o de investigación en su conjunto, y la decisión ha sido terminar bien este proceso”. También comenta que “no es más meritorio excavar todo” lo que hay en el lugar, “incluso la arqueología tiene un compromiso ético que dice que no se debe agotar un sitio arqueológico”. Esto se basa en la posibilidad que entregan las ciencias y en la eventualidad de que hayan “nuevas técnicas permitan recuperar mejor los datos y te va a permitir tener mejores interpretaciones” concluye Adán.
Es de esperar que las buenas intenciones que tienen quienes trabajan en tan importante tema, lleguen a buen término. Por ahora se está tratando de conseguir apoyo y recursos para materializar las ideas que la Fundación Monte Verde tiene en mente. Por otra parte, no hay que olvidar la importancia que este lugar tiene para el conocimiento de los orígenes del hombre americano y que, por cierto, cuestiona teorías anteriores. Con mayor razón la colaboración de todos los involucrados en este conflicto, que al parecer aún no tiene término, es de vital importancia. Y quizás lo más importante y en lo que todos lo involucrados concuerdan, es que Monte Verde no siga siendo un pregunta sin respuesta, como figura en el titular de este escrito.
Miguel Ángel Negrón Oyarzo
Nota: Esto fue redactado en junio del año 2006